Los meses estivales permiten realizar actividades que proporcionan una eficaz ayuda a aquellos pacientes que están inmersos en un proceso de rehabilitación tras haber sufrido lesiones musculares y óseas, e incluso a aquellas personas que están recuperándose de las secuelas de movilidad producidas por la COVID-19. En este sentido, es beneficioso hacer ejercicio físico en el agua dadas las propiedades del medio acuático que permite trabajar mejor el sistema musculoesquelético con un menos desgaste. Estas condiciones potencian la Rehabilitación.
Estas afirmaciones han sido realizadas por el Dr. Xoan Miguens, vicepresidente de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), con motivo del verano, pero puntualiza que «siempre que haya una lesión concreta debe ser el profesional sanitario quien indique un ejercicio determinado a cada paciente. No hay que autotratarse».
De esta forma, anima a quienes estén inmersos en un proceso de Rehabilitación por una lesión ósea o muscular a que «consulten con su médico rehabilitador acerca de la conveniencia o no de complementar el proceso de Rehabilitación con ejercicios específicos realizados en un medio acuático como puede ser la playa o la piscina».