Cerca del 31% (30,8%) de las personas hospitalizadas tiene un trastorno de deglución y conlleva un aumento del 40% de la estancia hospitalaria y del gasto sanitario global. Del 30,8% de las personas se ha podido observar que la sospecha de dicho trastorno por los profesionales que los estaban atendiendo era baja, del 2,4%. Además, los pacientes que presentan disfagia al alta hospitalaria tienen aproximadamente cuatro veces más probabilidades de ser reingresados dentro de los 30 días posteriores y un aumento del riesgo de mortalidad intrahospitalaria aumentada trece veces.
Los pacientes donde hubiese una sospecha de disfagia orofaríngea deberían ser derivados a unidades específicas para ser atendidos por profesionales especializados. En dichas unidades se realizan pruebas específicas que confirman el diagnóstico y permiten implementar el tratamiento más idóneo e individualizado.
En este contexto, la experta describe que la disfagia es la dificultad para tragar, ya sean alimentos sólidos y/o líquidos como el agua, pastillas e incluso la propia saliva. La disfagia es un trastorno que puede afectar a la persona a cualquier edad, desde el nacimiento hasta edades avanzadas. Los problemas deglutorios son frecuentes en determinadas patologías y puede afectar a cualquier edad. Las complicaciones de los problemas deglutorios pueden ser desde leves, como dejar de comer determinados alimentos que nos cuestan más masticar o empujar en la boca, hasta otros más graves como deshidratación, desnutrición, neumonías aspirativas o insuficiencia respiratorias que puedan llevar a la muerte por asfixia.